Si se quiere, se puede
- Gonzalo Sorbo
- 10 jun 2020
- 4 Min. de lectura
Lautaro Torres tiene 23 años y es actual jugador de Patronato, equipo de primera división del fútbol argentino. A pesar de criarse en un barrio difícil, el fútbol logró encaminarlo hacia un futuro mejor.

¿Cómo estás pasando la cuarentena?
Bastante bien. Estuve en Buenos aires y hace unos días me vine para Paraná, que la situación está un poco mejor. Aprovecho que se puede salir una hora, voy a andar en bici y después cuando llego hago zona media.
Te criaste en un barrio bastante duro ¿Cómo fue tu infancia?
Sí, me crié en San Cayetano, un barrio complicado. Un barrio donde es difícil que algún chico llegue a jugar en primera por la situación económica que se vive ahí adentro. Por suerte a mi me ayudó mucho la familia y hasta el club, que me daban dinero para poder ir a entrenar. Mi tío, que fue futbolista influyó mucho también, me decía que tenía que ir a entrenar y no seguir otros caminos.
Nombraste a tu tío y que te ayudaba para que vayas a entrenar ¿Cómo llega el fútbol a tu vida?
Mi tío fue futbolista profesional del ascenso argentino y siempre me remarcaba que tenía condiciones para jugar al fútbol. Pero lo cierto es que mucho no me gustaba jugar en cancha de 11, era más del baby-fútbol. Un día vino, me agarró y me llevó a una prueba en Tigre que no pude quedar porque había cerrado el libre de pases, pero de ahí fui a Ferro y me ficharon al otro día.
¿Cómo eran esos campeonatos en el barrio donde te criaste? ¿Crees que eso te ayudó a llegar a primera división?
En el barrio siempre se jugaron y se van a seguir jugando torneos por plata. Tengo lindos recuerdos de los partidos picantes. Cuando voy para Buenos Aires me quedo mirando algunos partidos y hasta a veces, cuando hay amigos, me sumo (risas).
Arranqué de grande, edad de sexta, a jugar en un club. Todo lo que aprendí es gracias a esos partidos que te comentaba antes. La viveza, la picardía, el roce, todo lo saqué de ahí.
¿Cómo fue tu paso por inferiores?
Primero fui a Tigre, pero llegué tarde porque el técnico me dijo que había tomado a dos jugadores en mi puesto y me mandó a Ferro, donde tenía un conocido y me ficharon al otro día de entrenar.
El primer año no le daba tanta importancia, faltaba mucho a entrenar, pero después nació mi hija y fue cuando me hizo un click en la cabeza.

¿Por qué faltabas mucho a entrenar el primer año?
Prefería jugar más al baby o con mis amigos. No tenía tantas ganas de ir a entrenar o jugar como las que sentía cuando empezaba un partido en el barrio. Ese año pensé en abandonar y no seguir yendo al club, pero como te dije antes, cuando nació mi hija me cambió el chip de la cabeza. Ese fue el motivo para llegar a ser jugador profesional y poder darle de comer.
Vivías en Tigre y entrenabas en el predio de Ferro que queda en Pontevedra ¿Cómo eran esos viajes?
No te das una idea lo que eran (risas). Empezábamos a entrenar a las 8 am. y yo llegaba siempre 8:30 porque tenía que tomarme la primera costera que salía a las 4:50 de la mañana para poder llegar a esa hora. Imaginate lo que me decían los técnicos, no entendían como llegaba todos los días tarde, hasta que un momento se dieron cuenta que no era adrede. Les recomiendo no conocer Pontevedra (risas).
¿Qué significó que te digan “el rey del pase filtrado”?
(risas) Todavía me da vergüenza que me digan así. El día que debuté con 19 años, en la posición de al lado mío, estaba Sebastián Navarro y me sacaba siempre la pelota. Entonces en el entretiempo Claudio Valz, que era el entrenador, dice delante de todos: “Seba, no le saques más la pelota de los pies a Laucha que es el Rey del pase filtrado”. No sabes lo que era mi cara de colorada.
Por suerte se lo tomaron bien, pero después mis amigos no paraban de cargarme con eso. Me decían que tenía un nuevo papá (risas).
¿Te acordás el primer gol en Ferro?
Sí, es el más lindo que tengo hasta ahora. Saqué un bombazo de afuera del área contra All Boys, en la cancha de Ferro. La quiero hacer otra vez y no me sale (risas).
¿Por qué cada vez que haces un gol miras o señalás al cielo?
Porque siempre se lo dedico a las personas que no están. A mi tío y mis dos hermanas que fallecieron, seguramente estarán orgullosos de lo que soy.
Igualmente, mi familia se conforma, además de mujer y mi hija, por mi mamá y mis dos hermanos. Yo soy el más grande de todos.

Tenés que elegir una persona y decirle: “gracias a vos soy profesional”, ¿a quién sería?
Se lo dedico a Jorge Cordon y Claudio Valz, que cuando llegaron a dirigir en el club me dieron una mano muy grande. Ellos entendieron mi situación económica y ofrecieron darme viáticos para poder comer e ir a entrenar. Eso me ayudó mucho porque me daba confianza a seguir adelante.
¿Qué consejos le darías a los chicos que recién arrancan a jugar al fútbol? ¿Y a sus padres?
Que sigan adelante, estamos en un momento complicado del país y del fútbol también. Hoy en día muchos chicos están con el celular y deberían dejarlo un poquito de lado para dedicarse de lleno al deporte, que lo más lindo es vivir de ésto. Ojo, es difícil, a mi me pasa con mi hija que me levanto a la madrugada y está con la tablet.
A los padres es muy difícil decirles algo porque a mi no me acompañaron nunca. Pero lo que puedo acotar es que un chico necesita el apoyo de su familia, eso seguro. Motiva que te vaya a ver alguien jugar.
Por: Gonzalo Sorbo
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